A mi amiga y compañera del colegio, Carmen,
con toda mi admiración y cariño:
Como el agua del río, a su paso,
endulzaba
la Tierra.
Deshacía
los nudos con su risa
y vestía la
vida de esperanza.
La
belleza, hecha bondad;
el humor,
hecho arte.
Supo
hacer su maleta sabiamente:
¡se llevó
tanto amor…!
Poco más hace falta a donde vamos;
lo
importante es la Paz que transmitimos
y albergar
las certezas necesarias.
Se
despidió de mí tan dulcemente,
que el
dolor no dolió hasta más tarde.
Saber
vivir es ya un privilegio;
saber partir, solo lo hacen los grandes.