Hay trenes que nos pasan tan deprisa
que apenas dejan huella.
Hay trenes de futuros que no caben
en vías desgastadas rutinarias.
Hay trenes demorados e informales
que siempre llegan tarde a su destino.
Hay trenes imprecisos que no llevan
paradas definidas en su ruta.
Hay trenes de palabras que se aferran
a vías de papel por no morirse.
Hay trenes diferentes... ¡Tantos trenes!
En todos he sabido ser viajera
y desgastar alegre el pasaporte.
Y luego está tu tren.
El tren que nos da vueltas y no avanza,
que lleva tantos años enzarzado
en un reloj de arena que se tumba
rebelde a su función de matar tiempo...
En ese tren, si monto, sé que muero;
si lo dejo escapar, sangro y me extingo...
Hay trenes que se embisten a sí mismos
en un curioso giro de sus vías.
Hay trenes que serán siempre fantasmas;
trenes de vida y muerte a su capricho. .