(Foto de la red)
la puerta abierta,
que entre de par en par
y que doblegue
la rabia contenida
en tanto tiempo.
Voy a dejarle al amor
que se me inyecte,
que recorra mis venas
y que llegue
al epicentro mismo
de la lágrima.
Voy a dejarle al amor
que me desnude,
que acaricie mi piel
a la intemperie
con las uñas cortadas,
sin navajas.
Voy a dejarle al amor
su último baile,
la última candela
en esta fiesta...
Por eso , desde hoy...
llevo tacones.