( Imagen tomada de la red)
Ella me tiembla
desde su penumbra inhóspita,
me teje suspiros abortados
en las arterias,
me invita a morder
el tiempo que me queda
en un suspenso.
Ella se aferra
al lado más amargo,
araña en los recuerdos
más pequeños,
construye poco a poco
una torre de hielo
alta, inexpugnable...
Ella me entierra viva,
me desangra gota a gota,
me ahoga, me inocula
tantas veces su veneno...
Pero la necesito así,
la QUIERO así:
contradictoria y desnuda,
presumiendo de su infierno,
-maldita soledad-
mirándome a los ojos.